Mi experiencia con la dieta cetogénica: 90 días de transformación total
Un viaje de superación, salud y auto descubrimiento
Si estás aquí, es posible que, al igual que yo hace unos años, estés buscando un cambio significativo en tu vida. Quiero compartir contigo mi historia, no solo como un relato de superación, sino como una invitación a descubrir juntas un camino hacia una mejor versión de nosotras mismas.
Hace cinco años, me encontraba en un punto crítico. Me sentía incómoda en mi propia piel, luchaba con problemas de salud y estaba cansada de mirarme al espejo y no gustarme lo que veía. Fue en ese momento de vulnerabilidad cuando decidí que necesitaba un cambio radical.
Mi viaje comenzó con la decisión de adoptar hábitos más saludables. Tras una intensa búsqueda y tras descartar opciones que no resonaban conmigo, me topé con la dieta cetogénica. Algo en su enfoque y promesas de bienestar resonó profundamente en mí, y decidí sumergirme de lleno en este estilo de vida.
No te voy a engañar, el camino no fue fácil. El miedo al cambio y a cometer errores estaba siempre presente. Pero estaba decidida a transformar mi vida. Me armé de valor y comencé a compartir mi proceso en mi página de Instagram @soycetogenica, buscando no solo apoyo sino también inspirar a otras mujeres que, como tú y como yo, anhelaban un cambio.
Me propuse un reto personal de 90 días, siguiendo una dieta cetogénica estricta y complementándola con ejercicio. Los primeros días fueron un desafío, pero a medida que avanzaba, empecé a notar cambios increíbles. No solo estaba perdiendo peso, sino que también experimentaba una mejora en mi estado de ánimo y niveles de energía.
Hubo momentos de frustración y estancamiento, pero cada obstáculo se convirtió en una lección aprendida. Al final de los 90 días, no solo había alcanzado mi meta de pérdida de peso, sino que también había descubierto una nueva forma de verme a mí misma y al mundo.
Me di cuenta de que lo más valioso no era el peso que había perdido, sino la salud y el bienestar que había ganado. Durante esos 90 días, no sufrí ni una sola migraña, y mi autoaceptación y confianza crecieron exponencialmente.
Aunque durante los 90 días de mi reto personal hubo cosas buenas, también hubo cosas malas, cometí errores de los cuales tuve que aprender, me estanque y tuve que hacer cambios en mi alimentación para poder seguir bajando de peso y hubo momentos de mucha frustración y que casi me hacían rendirme, pero nada que no pudiera tomarse en cuenta como aprendizaje.
Al cerrar este capítulo de mi viaje, quiero que sepas que la transformación que experimenté con la dieta cetogénica fue mucho más que física. Fue un despertar a una vida más saludable, feliz y equilibrada. Si estás buscando un cambio real y duradero, te invito a que consideres este camino con el corazón abierto. No prometo que será fácil, pero te aseguro que será gratificante. Juntas, podemos desbloquear una versión más radiante y empoderada de nosotras mismas.
Anímate a dar el primer paso hacia tu propia transformación con la dieta cetogénica. ¡Estoy contigo en cada paso del camino!